La
barrendera de la Plaza de la Reina es una bonita historia de
amor. El autor va narrando la relación de dos poetas (uno que ha
triunfado como tal y derrocha su vida con alcohol y drogas; otro que
tiene poca salud y cuya poesía está por descubrir) con Julia, la
chica protagonista. Les rodean personajes secundarios como una tía
enferma o un amigo gay. Destaca, también, como personaje secundario
el de doña Esmerinda, que para mí, da un tono de color a toda la
obra pues despierta, cada vez que entra en escena, la sonrisa del
lector.
Sorprende
el principio, te mantiene en duda respecto del final y te atrapa de
capítulo en capítulo para querer saber qué es lo que pasa después.
Sólo por estas tres razones ya es un libro que se debe leer.
Entretenido y simpático. Sin olvidar, también, la función de
difusión que hace de la Asociación para la lucha contra la
Leucemia. Importante.
Para
recomendar. Buena lectura de verano.
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