Mirad:
"Llegó
tarde como siempre. Allí estaba yo, dispuesta a echarle la gran
bronca de su vida. En mi mente estructuraba la argumentación, que si
era de mala educación hacer esperar, que si la próxima vez no le
esperaría... Pero cuando lo tuve frente a mí, me miró risueño y
despreocupado y me dijo: "he tenido una evelación" y una
sonora carcajada borró de un plumazo los reproches. Él era así
y así seguiría siempre, sorprendiéndome y haciéndome
sonreír".
No hay comentarios:
Publicar un comentario