sábado, 27 de junio de 2015

EL TECLADO. Marián García Tárraga


El teclado del ordenador parecía ir solo. Él se limitaba a mantener los dedos sobre las teclas pero no daba ni una sola orden, las palabras iban y venían con la agilidad del que tiene todo controlado y las frases salían sin dificultad terminando los capítulos uno tras otro hasta la obtención de la obra completa. Así había escrito ya tres libros en tan solo tres meses. Los escaparates de las librerías guardaban un hueco vistoso para exponer sus libros e iba a las presentaciones con la sensación de estar cumpliendo un mero trámite, sin expectación, con resignación. Esa noche decidió no trabajar. Descansaría y comenzaría el nuevo libro a la mañana siguiente. Mientras descansaba un tentáculo que salió de su oído izquierdo despertó en él la inquietud de una nueva obra y, sin saber por qué, se levantó a media noche sentándose frente al ordenador.


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