lunes, 26 de octubre de 2015

ALGUNOS RESUCITAMOS. Marián García Tárraga


Había sido un día completo: el trabajo, los niños, la visita a su madre y ahora, el recorrido por el cementerio para visitar la tumba de su padre. Orden y organización. Entre las calles del cementerio, vacío a esas horas, reinaba la paz y el silencio. Mientras llegaba a la lápida observó una epitafio que le llamó la atención: “Todos morimos y algunos resucitamos...”. Sin nombre, sin fecha. Tras arreglar las flores y limpiar el espacio que ocupaban los restos de su padre se dispuso a volver a casa. En unos quince minutos estaría allí. Orden y organización. Cuando se disponía a salir del cementerio las rejas estaban cerradas y una sombra se movía entre sus calles observando lo que ocurría en su interior...


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