Es curioso la forma que tienen
algunos escritores de “dedicar” sus libros. La dedicatoria suele
estar al inicio del mismo tras una hoja en la que consta únicamente
el título y antes de comenzar con el argumento o contenido en
cuestión.
A mí me dice mucho del autor
la dedicatoria que pone en sus libros, unas veces se limitan a poner
las que yo llamo genéricas y globales, así quedan bien con todos:
“A mis padres”
(El oficio del
Escritor. Ana
Ayuso) o “A
Marian, Ben y Daniel: vosotros sois mi nirvana” (Maldito
karma. David
Safier); otras veces, además, se centran en el tema del libro: “A
aquella que vendó mi alma y estuvo a mi lado cuando mi cuerpo
necesitó la intervención de médicos” (El
Médico de Serafad.
César Vidal) o “A
mi hijo Jaime, abogado” (Técnica
de Argumentación Jurídica.
Concha Calonje).
Hay autores que, como
Katherine Neville, utilizan, en lugar de dedicatorias, citas de otros
personajes que, en este caso, también tienen que ver con el tema del
libro: así en El
Círculo Mágico,
esta autora pone varias citas: “Los
tiempos vuelven. Lorenzo de Médicis. La vida misma es un círculo,
todo se repite. Friedrich Nietzsche. Lo que se va regresa. Lema de
los Ángeles del Infierno”y en El
Ocho otras dos: “El
ajedrez es vida. Bobby Fischer. La vida es una especie de ajedrez.
Benjamin Franklin”.
Pero lo curioso son los
autores que ponen ambas cosas en sus libros, dedicatoria genérica y
citas, es el caso, p.e. de Dolores Redondo en su libro El
guardián invisible,
en una hoja dedica: “Para
Eduardo, que me pidió que escribiera este libro y para Ricard
Domingo, que lo vio cuando era invisible”, “Para Rubén y Esther,
por hacerme llorar de risa”; y
en la hoja siguiente cita: “Olvidar
es un acto involuntario. Cuanto más quieres dejar algo atrás, más
te persigue”. William Jonas Barkley y “Pero querida niña, esta
manzana no es como las demás, porque esta manzana tiene magia”.
Blancanieves de Walt Disney.
Me encantó una que leí hace
mucho tiempo y que he rescatado para este monográfico, se trata de
una especie de carta-dedicatoria de C.S. Lewis, escrita en su obra
Las crónicas de
Narnia: el león, la bruja y el armario. Dice
así: “Para Lucy
Barfield. Mi querida Lucy: Escribí esta historia para ti, pero
cuando la empecé no había caído en la cuenta de que las muchachas
crecen más rápidamente que los libros. Por lo tanto, ya eres mayor
para los cuentos de hadas y, para cuando el relato esté impreso y
encuadernado, serás aún mayor. Sin embargo, algún día serás lo
bastante mayor para volver a leer cuentos de hadas, y entonces podrás
sacarlo de la estantería superior, quitarle el polvo y decirme qué
opinas de él. Probablemente, yo estaré tan sordo que no te oiré, y
seré tan viejo que no comprenderé nada de lo que digas… A pesar
de todo seguiré siendo…tu afectuoso padrino”.
Cuando comienzo un libro y
leo la dedicatoria me gusta imaginar los motivos que han llevado al
autor a escribirla, lo
que ésta encierra y lo que quiere transmitir. Busco que sea
distinta, original y libre. Es una parte interesante que, como ya he
dicho, dice mucho del autor,
por lo menos a mí.
Cuando la misma va dedicada a personas concretas no transmite nada,
parece más bien una promesa o un agradecimiento (que también suelen
estar en los libros pero al final de los mismos) pero cuando se trata
de citas o de dedicatorias originales, como la carta de C.S. Lewis,
el autor parece ser una persona que vive en lo literario, para y por
sus obras, dentro y fuera de ellas,
luego comienzo el
libro y rara vez me decepciona, disfruto y busco, en el tiempo,
libros del mismo autor/a con la idea de leer, de nuevo, la
dedicatoria o cita de otra de sus obras.
¿Tenéis vosotr@s
alguna dedicatoria digna de mención? Ya me contáis…
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