domingo, 29 de marzo de 2015

EL LIBRO. Marián García Tárraga


Miró la estantería y aquel libro parecía brillar...se acercó y lo cogió. En aquella vieja biblioteca su tío tenía tal cantidad de libros que podía pasar días enteros buscando y mirando y no se cansaría. Cuando cogía alguno, tenía por costumbre, antes de abrirlo, acercarlo a la nariz, cerraba los ojos, aspiraba y sentía el olor a tinta y papel. -¡Oiga!, dijo una voz que salía del libro, - ¡Que me va a despeinar!. Pedro soltó el libro del susto que cayó al suelo abriéndose por la mitad. Una figura regordeta y con pelo largo y lacio le sonreía desde la imagen, alargó su mano y Pedro, poniendo su dedo meñique en la mano de aquel ser, supo que su vida ya nunca sería aburrida.

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