Recibió aplausos
y vendió su alma.
Era su mundo.
¿Qué podía hacer?
Sin tarima, sin telón,
sin espectáculo...sin amor.
Sin sentido.
¿Qué podía hacer?
Sonrió, salió a escena y actuó,
levantó los grandes zapatones,
aguantó la enorme pajarita y
mantuvo su enorme y redonda nariz.
Recibió aplausos
y vendió su alma.
¡Efectivamente!
Era su mundo.
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