Si de algo me enorgullezco es de que hemos creado, en el grupo de adultos, una amistad que supera todo tipo de barreras: enfermedades, distancias, problemas, trabajos...nos sentimos unidos para plantear nuevos proyectos, para ir terminando los anteriores, para confiar en nuestros criterios, para respetarnos, para buscarnos cuando nos necesitamos....este grupo de adultos va creciendo en tamaño y en amistad.
En el taller especial de adultos que hicimos este jueves pasado, Diana, con respecto y admiración, hizo este texto inspirada por la personalidad de Ana, compañera del taller y que, por cuestiones personales, no puede asistir con asiduidad.
Fue una sorpresa agradable, un detalle de DIANA COLOMER SALINAS, que desembocó en un abrazo hacia su compañera, una sonrisa de ANA y la admiración del resto de los presentes.
El texto debía partir de la expresión "No me lo podía creer, no podía ser cierto..." y aquí tenéis el resultado:
No
me lo podía creer, no podía ser cierto. Ana, la poetisa, había
bajado de su escondite en los bosques, dejando atrás los pinos y
alcornoques que poblaban la montaña, siguiendo el camino que las
luciérnagas alumbraban, desde el frío lago semicongelado. Envuelta
en un vestido de seda blanco, entre la niebla, llegando para contar
con su voz los quejidos del bosque, así contó en verso la pena de
cada rama, de cada flor y de cada arbusto, fue breve e intensa,
pronto regresó a su bosque, para cuidar de él desde el lago helado.
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