sábado, 12 de diciembre de 2015

EL CLÁSICO. Blasco Ibañez. LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS

Vicente Blasco Ibáñez  (Valencia, 29 de enero de 1867  Menton, Francia, 28 de enero de 1928) fue escritor, periodista y político español.

Aunque hablaba valenciano, escribió casi por completo sus obras en castellano con solo nimios toques de valenciano en ellas, aunque también escribió algún relato corto en valenciano para el almanaque de la sociedad Lo Rat Penat.
Aunque por algunos críticos se le ha incluido entre los escritores de la Generación del 98, la verdad es que sus coetáneos no lo admitieron entre ellos. Vicente Blasco Ibáñez fue un hombre afortunado en todos los órdenes de la vida y además se enriqueció con la literatura, cosa que ninguno de ellos había logrado. Además, su personalidad arrolladora, impetuosa, vital, le atrajo la antipatía de algunos. Sin embargo, pese a ello, el propio Azorín, uno de sus detractores, ha escrito páginas extraordinarias en las que manifiesta su admiración por el escritor valenciano. Por sus descripciones de la huerta de Valencia y de su esplendoroso mar, destacables en sus obras ambientadas en la Comunidad Valenciana, su tierra natal, semejantes en luminosidad y vigor a los trazos de los pinceles de su gran amigo, el ilustre pintor valenciano Joaquín Sorolla.
Blasco cultivó varios géneros dentro de la narrativa. Así, obras como Arroz y tartana (1894), Cañas y barro (1902) o La barraca (1898), entre otras, se pueden considerar novelas regionales, de ambiente valenciano. Al mismo tiempo, destacan sus libros de carácter histórico, entre los cuales se encuentran: Mare Nostrum, El caballero de la Virgen, el ya citado Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), El Papa del Mar, A los pies de Venus o de carácter autobiográfico como La maja desnuda, La voluntad de vivir e incluso Los Argonautas, en la que mezcla algo de su propia biografía con la historia de la colonización española de América. Añádase La catedral, detallado fresco de los entresijos eclesiásticos de la catedral de Toledo.
La obra de Vicente Blasco Ibáñez, en la mayoría de las historias de la literatura española hechas en España, se califica por sus características generales como perteneciente al naturalismo literario. También se pueden observar, en su primera fase, algunos elementos costumbristas y regionalistas.
Sin embargo, se pueden agrupar sus obras literarias según su gran variedad temática frecuentemente ignorada en su propio país, puesto que además de las novelas denominadas de ambiente valenciano (Arroz y tartana, Flor de Mayo, La barraca, Entre naranjos, Cañas y barro, Sónnica la cortesana, Cuentos valencianos, La condenada), hay novelas sociales (La catedral, El intruso, La bodega, La horda), psicológicas (La maja desnuda, Sangre y arena, Los muertos mandan), novelas de temas americanos (Los argonautas, La tierra de todos), novelas sobre la guerra, la Primera Guerra Mundial (Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Mare nostrum, Los enemigos de la mujer), novelas de exaltación histórica española (El Papa del mar, A los pies de Venus, En busca del Gran Kan, El caballero de la Virgen), novelas de aventuras (El paraíso de las mujeres, La reina Calafia, El fantasma de las alas de oro), libros de viajes (La vuelta al mundo de un novelista, En el país del arte, Oriente, la Argentina y sus grandezas) y novelas cortas (El préstamo de la difunta, Novelas de la Costa Azul, Novelas de amor y de muerte, El adiós de Schubert) entre sus muchas obras.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis.- Se trata de una novela ambientada en 1914 en Francia y narra las vicisitudes de la Primera Guerra Mundial. El punto de vista es el de un argentino, neutral ante el conflicto aunque claramente decantado por el lado francés de los Aliados frente a Alemania. Debido a sus diferencias políticas, dos familias provenientes de un tronco común, los Desnoyers y los Von Hartrott, se enfrentan. Tras la muerte del patriarca, Julio Madariaga, los Hartrott se marchan a Alemania y los Desnoyers a Francia. Ambas familias terminan combatiendo en bandos opuestos en la Primera Guerra Mundial. La novela discurre ágilmente por los escenarios dantescos de una Europa rota, sobre cuyos desolados campos de batalla el gran vitalista que fue Blasco hace latir finalmente, salvaje e invencible, el deseo de vivir.



No hay comentarios:

Publicar un comentario