Félix
Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562-1635
procedía de una familia humilde y su vida fue sumamente agitada y
llena de lances amorosos. Estudió en los jesuitas de Madrid (1574) y
cursó estudios universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió
el grado de bachiller.
La
obra y la biografía de Lope de Vega presentan una gran trabazón, y
ambas fueron de una exuberancia casi anormal. Como otros escritores
de su tiempo, cultivó todos los géneros literarios.
Escribió
novela:
La
Arcadia (1598),
Los
pastores de Belén (1612),
El
peregrino en su patria (1604),
La
Filomena y
La
Circe y La Dorotea.
Su
obra poética
usó de todas las formas posibles y le atrajo por igual la lírica
popular y la culterana de Luis de Góngora aunque, en general,
defendió el «verso claro». Escribió tanto poemas extensos y
unitarios, de tono narrativo y asunto a menudo épico o mitológico,
como religioso. En cuanto a los poemas breves, igualmente, su lírica
usó de todos los metros y géneros.
Donde
realmente vemos al Lope renovador es en el género
dramático.
Después de una larga experiencia de muchos años escribiendo para la
escena, Lope compuso, a petición de la Academia de Madrid, el Arte
nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609).
En él expone sus teorías dramáticas, que vienen a ser un
contrapunto a las teorías horacianas, expuestas en la Epístola
a los Pisones.
De
las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope sólo aconseja
respetar la unidad de acción para mantener la verosimilitud, y
rechaza las otras dos, sobre todo en las obras históricas, donde se
comprende el absurdo de su observación; aconseja la mezcla de lo
trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La
Celestina):
de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro
y, en general, en todas las obras del Siglo de Oro; regulariza el uso
de las estrofas de acuerdo con las situaciones y acude al acervo
tradicional español para extraer de él sus argumentos (crónicas,
romances, cancioncillas).
En
general, las obras teatrales de Lope de Vega giran en torno a dos
ejes temáticos, el amor y el honor, pero también de temas bíblicos,
vida de santos, de la historia clásica, de sucesos históricos
españoles y de los prOblemas de abusos por parte de los nobles. Su
público es de lo más variado, desde el pueblo iletrado hasta el más
culto y refinado. De su extensísima obra, más de «mil quinientas»
según palabras del propio autor, se conservan unas trescientas de
atribución segura.
Parece
una verdad ya irrebatible que Fuenteovejuna
(1618)
es el drama arquetípico de Lope de Vega: es el que con más
frecuencia se enseña en los colegios y en las universidades, es el
que más estudios académicos ha merecido, y es el que primero acude
a los labios del lector no especializado cuando de nombrar una obra
del prolífico autor se trata.
Un
año antes (1617) Lope había estrenado una comedia sin duda menor,
titulada La
niña de plata,
la cual es ignorada, en general, por los puntillosos índices de la
mayoría de las historias de la literatura española. Sin embargo,
esta obra casi olvidada incluye uno de los sonetos más célebres del
autor, el soneto que —a modo de juego— se va explicando a sí
mismo mientras se desarrolla, hasta coronar su exitoso final:
Un
soneto me manda hacer Violante
Un soneto me
manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal
aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van
los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y
estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer
terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el
primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie
derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en
el segundo, y aún sospecho
que voy los trece versos
acabando;
contad si son catorce, y está hecho.
Solo
añadir a este artículo la definición que de soneto hace la RAE y
que nos permitirá analizar con mayor detalle el soneto de Lope de
Vega.
Soneto
(Del
it. sonetto, y este del lat. sonus, sonido).
1.
m. Composición poética que consta de catorce versos endecasílabos
distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada uno de los
cuartetos riman, por regla general, el primer verso con el cuarto y
el segundo con el tercero, y en ambos deben ser unas mismas las
consonancias. En los tercetos pueden ir éstas ordenadas de distintas
maneras.
Genial,
¿verdad?. Lope de Vega hace un soneto con tanta rapidez y
virtuosidad que parece fácil y sencillo. ¿Te atreves a imitarlo?.
Difícil...difícil...