sábado, 2 de mayo de 2015

ENSEÑANZA. Marián García Tárraga


  • No deberíamos hacernos ilusiones. Somos lo que somos y tenemos lo que tenemos, dijo el maestro con voz cauta y sensata.
  • ¿Quiere decir que no debemos mejorar?, preguntó asustado el aprendiz.
  • Sí, pero desde nuestra base, nuestros principios y valores. Tenemos lo que tenemos, volvió a repetir el maestro. ¿Necesitas más que te noto sofocado y con ansiedad?.
  • Necesito la ilusión de los cambios, la posibilidad de la mejora y la energía que da saberse preparado para afrontarlo todo.

El maestro bajó la cabeza y sintió, por primera vez, el peso de la vejez sobre sus hombros. Lejos quedaban las ilusiones que ahora veía reflejadas en su aprendiz. ¿Quién era él para frenarlas? ¿Quién para sesgarlas?. Y levantando la mirada, buscó con ella la de su aprendiz afirmando:
  • La enseñanza es tan vasta y cambiante que va y viene cambiando de rumbo sin detenerse. Hoy tú me has enseñado a no rendirme, a no resignarme y a mantener despiertas las ilusiones que daba por perdidas.
El aprendiz miró al maestro con admiración, sin apartar los ojos de los suyos, desde el cariño, desde el respeto mutuo.


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