Mirad:
"Una
llamada en mitad de la noche no podía presagiar nada bueno. Se
despertó sobresaltada con el sonido de su móvil y algo dentro de
ella le dijo que serían malas noticias. Antes de descolgar giró la
cabeza para buscar a su compañero, no estaba. Para tranquilizarse
pensó que le tocaba turno de noche. Aún nerviosa cogió el teléfono
y al contestar sus peores presagios se hicieron realidad. La llamaban
del hospital Pedro había tenido un accidente en el trabajo. Cogió
lo primero que vio y llamó a un taxi, no estaba para conducir. Subió
al taxi y fue al hospital. La espera era insoportable, nadie le decía
nada, recorrió el pasillo cientos de veces. Una enfermera se apiadó
de ella le trajo una tila y le dijo: "Ven, siéntate aquí y
relájate todo va a salir bien". Hizo caso más por
necesidad que por voluntad y esperó hasta que el médico le comunicó
el diagnóstico. Todo había quedado en un tremendo susto, Pedro
tendría que estar al menos quince días ingresado pero estaba fuera
de peligro."
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