sábado, 16 de mayo de 2015

SU SUEÑO. Marián García Tárraga


Desde que lo vio, quedó deslumbrada: alto, esbelto, con las medidas perfectas, en equilibrio con su ser y tan distinto al resto del paisaje. Aquel edificio, levantado en un oasis desértico destacaba en la línea del horizonte, erguido, altanero, como faro que controla, dejándose ver, todo lo que le rodea.

Susana llegó con el coche hasta la entrada principal y esperó hasta que el botones le abriera la puerta y le cogiera las llaves. Un señor trajeado y con pañuelo enrollado en la cabeza se presentó frente a ella y le tendió la mano. Al entrar al hotel la acercó a un rincón iluminado en el que se había expuesto un gran cartel con su foto, su nombre y varios ejemplares de su último libro.

Jamás pensó que el interés por su obra se extendiera hasta tierras tan lejanas.

El hombre trajeado le indicó, con un pequeño gesto de mano, que debían pasar a la sala colindante y Susana, como si de uno de sus personajes se tratara, se dejó llevar por su sueño.


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